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PESTICIDAS

bajando, debe pensar que su malestar puede deberse a los plaguici-
das y haber empezado a intoxicarse, por lo que acudirá lo antes po-
sible al médico, explicándole el tipo de trabajo que realiza y los pro-
ductos que utiliza, llevando las etiquetas o los envases.
Ningún aplicador debiera trabajar solo, porque si sufre una intoxi-
cación aguda en el lugar de trabajo sería muy importante que recibiera asis-
tencia. El teléfono móvil puede ser una buena ayuda para comunicarse.
La asistencia urgente o primeros auxilios dependerán del
tipo y naturaleza del producto que le ha ocasionado la intoxicación;
pero, en general, la pauta a seguir puede esquematizarse en las lla-
madas tres reglas de oro del tratamiento antitóxico, que son:
· Evitar que se produzca mayor absorción del producto tóxico.
· Neutralizar o bloquear el tóxico.
· Favorecer su eliminación del cuerpo humano.
La rapidez con la que se pongan en marcha esas medidas
determina en gran manera los resultados.
2.1. Primeros auxilios (Figura 4).
Como para muchos de los plaguicidas utilizados actualmen-
te no existen los llamados contravenenos o antídotos, en caso de
intoxicación aguda grave son fundamentales los primeros auxilios,
que deben incluir lo siguiente:
·
Actuar con calma y agilidad.
·
Retirar a la persona de la zona contaminada para evitar que conti-
núe en contacto con el tóxico. De lo contrario, el plaguicida puede se-
guir llegándole al menos con el aire que respira.
·
Quitarle la ropa. Suele estar contaminada y si se le deja puesta, a
través de la piel continuará absorbiendo plaguicida.
·
Vigilar la respiración. Puede ser necesario que sea la primera acción
que realicemos. Si está inconsciente, comprobar, abriéndole la boca,
que no hay nada que obstruya el paso del aire. Si algo impide el paso
del aire y no se puede limpiar con la mano, ponerlo boca a bajo para
que expulse lo que le obstruye con ayuda de unos golpes secos en la
espalda, si no da resultado, practicar la maniobra de Heimlich. Hacer
la respiración artificial, si fuera conveniente.
·
Mantener al intoxicado siempre, incluso durante el traslado, tumba-
do de lado, sobre el costado, y con la cabeza de lado, para que si
vomita, el contenido del vómito no le impida respirar y le asfixie.
·
Si tenemos tiempo o durante el traslado, lavar la piel de todo el cuerpo,
incluida la cabeza con mucha agua y jabón u otro producto si así lo indi-
cara la etiqueta. Los ojos lavarlos sólo con agua. Secarlo bien y taparlo.
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