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PESTICIDAS

bituación y de forma progresiva tolerasen mayores dosis de tóxico que
una persona que no haya tenido contacto con ellos. Esto puede ser así
mientras no se produzca una sobrecarga o agotamiento de los meca-
nismos de adaptación que lleve a la situación contraria. Un ejemplo muy
conocido es la tolerancia de las vías respiratorias a niveles bajos de irri-
tantes, gracias al aumento de la segregación de moco, mecanismo que
es característico de la bronquitis y que también se observa en los fuma-
dores, que, en principio, parece que cada vez "soportan mejor" los efec-
tos del humo del tabaco. Desde otro punto de vista puede entenderse
que lo que ocurre es que si la exposición a una agresión se mantiene,
los mecanismos naturales de alarma, al no haber sido atendidos, con el
tiempo dejan de funcionar frente a ese tipo de agresión.
· Embarazo: se ha demostrado que durante los períodos de gestación
y menstruación se altera en las mujeres la actividad de determinadas
sustancias, como ocurre con las colinesterasas, que están más bajas.
En estas situaciones será más fácil que ocurran intoxicaciones agu-
das por los plaguicidas organofosforados y carbamatos. Mención
aparte merece el riesgo para el feto.
· Genética: existen personas que presentan desde que nacen una al-
teración consistente en una reducción en la actividad de sus colines-
terasas: se les denomina atípicos. Pero no está demostrado que es-
tas personas se intoxiquen más fácilmente con los plaguicidas orga-
nofosforados o carbamatos, y eso es porque la reducción de activi-
dad no se sabe si es verdadera.
Según la OMS, la frecuencia de estos atípicos para las coli-
nesterasas se estima entre el 3 y el 6% de la población.
· Enfermedades: diversas enfermedades hacen que en las personas
que las padecen aumente el riesgo de daño de los plaguicidas, como
ocurre con algunas de las que afectan a la piel como heridas, ecce-
mas y demás lesiones que facilitarían la entrada de los productos, o
las que afectan al hígado o a los riñones y que dificultan, sobre todo
la metabolización o la eliminación de los tóxicos, funciones que en
parte son realizadas respectivamente por los citados órganos.
· Estado de nutrición: una dieta equilibrada contribuye a proteger al
organismo contra los efectos de los productos químicos. Las perso-
nas mal nutridas o con carencia de proteínas, vitaminas o minerales
son más vulnerables, aunque sólo sea porque su sistema defensivo
frente a los tóxicos no puede estar bien constituido, por la falta de
aporte de los nutrientes necesarios.
· Hábitos personales: la ingestión de alcohol u otros tóxicos, la higie-
ne personal deficiente puede aumentar el efecto tóxico de los plagui-
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