En cambio, en las personas de edad avanzada, el mayor ries-
go sería consecuencia de la pérdida de capacidad funcional debida
al envejecimiento de órganos y sistemas necesarios para la desinto-
xicación. Es más fácil que en edades avanzadas el hígado, los riño-
nes, etc. estén dañados y no respondan igual.
· Sexo: cada vez se conocen mejor algunas diferencias en cuanto al
riesgo entre hombres y mujeres por la exposición a determinados
productos químicos, como los productos con efectos hormonales, es
el caso de algunos plaguicidas organoclorados, que aquí ya están
prohibidos desde hace años, y que se comportan como estrógenos
(hormonas femeninas), que producen daños como la feminización en
los varones pero no se han concretado sus efectos en las mujeres,
pero al tratarse de sistemas diferentes en la mujer y el hombre, los
efectos también deben serlos.
· Peso: se considera que la dosis necesaria para ejercer efectos noci-
vos debe ser más grande cuanto mayor sea el peso del sujeto. Esta
idea se asienta en que la DL50 viene expresada en mg/kg de peso.
Sin embargo, lo anterior puede no ser absolutamente cierto,
puesto que algunos estudios indican que la dosis por kg es mayor cuan-
to menor sea el peso del animal de experimentación. Es decir, no tiene
porqué ser exacto que una persona de 100 kg de peso necesite para in-
toxicarse doble dosis que otra que pese 50 kg. Aunque se puede afirmar
que, en igualdad de condiciones, las personas de mayor peso necesiten
más dosis para intoxicarse, no es menos cierto que también necesitan
respirar más. Además tienen mayor superficie corporal para absorber
producto, cuestiones todas ellas que les reducirían las teóricas ventajas
del mayor peso. En resumen, el peso del trabajador es considerado un
factor de poca importancia para la toxicidad de los plaguicidas.
· Susceptibilidad personal: ciertas personas presentan una tolerancia
natural ante dosis pequeñas de tóxicos, mientras que a otras les suce-
de lo contrario. Así, con seguridad sólo se puede decir que la única do-
sis que no es tóxica para nadie es la dosis cero. Esto, en parte, podría
justificarse por las diferencias en los órganos que más intervienen en la
detoxicación, que aun en personas consideradas sanas, sus capacida-
des para destruir, transformar o eliminar tóxicos no serían iguales.
· Sensibilización: hay personas que sufren reacciones inesperadas de
hipersensibilidad o alergia frente a cualquier producto. Son fenóme-
nos de intolerancia adquirida después de un contacto previo, no son
innatos y una mínima dosis los reproduce.
· Tolerancia: los trabajadores con productos tóxicos pueden llegar a un
estado de adaptación caracterizado por la disminución de las respues-
tas a la misma cantidad de plaguicidas, es como si se produjera una ha-