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FORMADOR

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Juan Carlos Asinsten -
Guía del docente-contenidista
Producción
de
contenidos
para
Educación
Virtual
Textos para el papel, textos para la pantalla
Existe una polémica acerca de la lectura en pantalla. Hay quienes creen
que el rechazo a esta modalidad es cultural (estamos acostumbrados a los
textos en soporte de papel) y hay quienes sostienen que la pantalla incluye
elementos que dificultan o hacen incómoda la lectura. Por ahora coincidi-
mos con Bou Bouzá (1997) cuando afirma
«en multimedia no existe el placer de leer, existe la molestia
de leer».
expresión que no tiene porqué limitarse a la multimedia sino a cualquier texto
ubicado en pantalla.
Los problemas más comunes a la percepción de textos en pantalla se refie-
ren a la desorientación del lector. Mientras que la página impresa ofrece un
contexto claro de ubicación, no sucede lo mismo con la pantalla, ya que muchas
veces sólo se puede observar una por-
ción del texto, quedando el resto ocul-
to. El texto impreso ofrece varios ele-
mentos contextuales de ubicación: la vi-
sión periférica abarca siempre el con-
junto de la página (o página doble) y
una mirada identifica inmediatamente
el lugar que ocupa esa página en la to-
talidad del libro. Por el contrario, las
páginas de texto en pantalla, salvo para
el caso de textos breves, que entren to-
talmente en el espacio de la pantalla,
1
no ofrecen referencias contextuales di-
rectas. No se puede saber a simple vis-
ta en qué lugar del texto se encuentra
uno. Esto es muy común en las páginas
de Internet, en la vista normal de los
procesadores, etc.
Las interfaces informáticas ofrecen una herramienta standard para despla-
El texto de esta página en el
zarse por los documentos cuya dimensión excede la pantalla. Las barras de
momento de componerlo.
¿Dónde comienza? ¿Dónde
desplazamiento o scroll. Pocos saben que el tamaño de la corredera es un
finaliza?
indicador de la proporción de texto visible respecto del total. De cualquier
La única pista que tenemos
es el tamaño de la corredera
manera es un indicador indirecto, que necesita una interpretación o aprecia-
(1).
ción voluntaria, para nada inmediata.
Una investigación de hace varios años (hemos perdido la fuente) señalaba
la inconveniencia de que un texto ocupe más de tres pantallas. Ese parece ser
el límite que las personas pueden manejar en cuanto a ubicación espacial den-
tro del cuerpo del texto.
La calidad de los monitores ha cambiado (para mejor) muchísimo en los
últimos años. Las pantallas no parpadean y dibujan las letras con nitidez. Sin
embargo la luz incidente continúa siendo cansadora para nuestros ojos,
acostumbrados a que casi toda nuestra vida se desarrolla en un mundo de luz
reflejada (salvo cuando miramos televisión).
Mientras se dirime la polémica mencionada al principio del tema, y las
nuevas generaciones, que leen más pantallas que materiales textuales nos