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Juan Carlos Asinsten -
Guía del docente-contenidista
Producción
de
contenidos
para
Educación
Virtual
Las metáforas y analogías
La transferencia de significados de un objeto, fenómenos, situación,
proceso a otro se llama metáfora.
«su cintura de mimbre»
es una metáfora poética, que traslada el sentido de la flexibilidad del mimbre
a las cintura del personaje (seguramente femenino) que refiere.
Las carpetas, donde guardamos nuestros trabajos en la computadora son
también una metáfora. El espacio físico (cargas positivas o negativas, partícu-
las magnéticas y otros medios de ese tipo) se metaforiza mediante los atribu-
tos de un objeto de uso cotidiano, como las carpetas donde habitualmente
guardamos papeles (trabajos).
En los textos educativos podemos utilizar las metáforas para explicar pro-
piedades de algo, a partir de otra cosa que suponemos más conocida por los
estudiantes: la expresión «cable a tierra» con que titulamos estos recursos, a
partir de la característica común de vincular contenidos a aprender con la rea-
lidad (la tierra), es, también, una metáfora.
La analogía o comparación, un recurso más fácil de utilizar (se nos ocurre
con más facilidad que las metáforas) se basan en explicitar los atributos de
algo, mediante la comparación explícita con otra cosa (también más conoci-
da). Por ejemplo, la expresión
«vacilaba como la llama de una vela»
agrega a la acción de vacilar, los atributos de la llama de una vela, débil, frágil,
sensible a cualquier variación de las corrientes de aire.
EL TEXTO «DESCONTRACTURADO»
La seriedad de los textos no está determinada por el tono solemne. Como
saben los buenos oradores, las alocuciones engoladas, «enyesadas» no se eva-
lúan como serias por esas características. Por el contrario, una disertación de
contenidos y proposiciones interesantes, disminuye su efectividad si es rígida en
su forma. Lo mismo sucede en el discurso educativo escrito. Los textos fluidos,
de tono amigable, son mejor recibidos que los que utilizan una prosa engolada,
«aparatosa», que parece transmitir el mensaje: miren qué culto soy...
Por otra parte, el discurso rígido tiene que ver con una tradición de esta-
blecer marcas de poder, como destaca Piscitelli (2004)
«Uno los marcadores claves para engendrar y sostener la distancia
social era la diferencia entre un uso informal del habla y un uso
supercodificado de la escritura. La organización de lo escrito era je-
rárquica, intolerante y fuera de toda cuestionamiento».
«La escritura académica profesional, oficial, etc. eran posibles por
el mantenimiento de esa distinción excluyente y marcadora de dife-
rencias de primera categoría. El uso de la voz pasiva privada de sujeto
"Ha sido comprobado, determinado, probado, etc." configuraba un
marcador clave de este tipo en el registro académico».
Con medida, el humor es un ingrediente favorable. Compartir alguna
expresión irónica, o un chiste con el lector, siempre que esté bien hecho,
ayuda a la necesaria empatía, ayuda a establecer contacto humano. Recor-