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Juan Carlos Asinsten -
Guía del docente-contenidista
Producción
de
contenidos
para
Educación
Virtual
LA CONTROVERSIA
«Una experiencia que no rectifica ningún error, que es meramente
verdadera, que no provoca debates, ¿a qué sirve?»
Gastón Bachelard (citado por Sanjurjo/Vera)
La controversia, la oposición explícita entre dos teorías, entre dos enfo-
ques, entre el sentido común dominante y otro punto de vista posible, tienen
gran importancia para producir el desequilibrio cognitivo en los adultos. Ve-
remos más adelante, en al abordaje de las actividades, la polémica como acti-
vidad de aprendizaje. Pero también en el material escrito se puede incluir y
explicitar la polémica. Se puede polemizar incluso con el lector, teniendo cui-
dado en que no se sienta agredido en sus convicciones.
Muchas veces las personas están más dispuestas a considerar argumentos
que polemizan con terceros. En esos casos parecen funcionar más débilmente
los mecanismos emotivos que protegen conocimientos, creencias, convic-
ciones. En la educación de personas adultas, estas cuestiones son muy impor-
tantes, ya que muchas veces el proceso formativo requiere desterrar conoci-
mientos precientíficos o erróneos, formados y arraigados a lo largo de mu-
chos años de vida. Hay que destacar que las defensas emotivas son inmunes
al razonamiento lógico, como sucede en el caso del tipo de conocimientos o
convicciones que llamamos prejuicios. Las formas textuales, en esos caso pue-
den ser del tipo:
«hay muchas personas que piensan que....
...posiblemente porque no toman en cuenta que...»
de manera de permitir que el lector reflexione sobre lo que piensan otras
personas (no se trata de él...) sin sentirse presionado por cambiar ninguna
creencia previa.
En otros casos se pueden exponer los distintos puntos de vista, invitando
al lector a tomar partido por alguno, y fundamentar su posición. Como míni-
mo, brindaremos la posibilidad de conocer que no hay una sola respuesta
posible válida (como sucede con muchas cosas). En todo caso, hay que re-
conocer que los recursos textuales son argumentativos, y si se trata de cam-
biar creencias arraigadas, serán necesarias actividades. El problema del des-
equilibrio no se podrá resolver en el plano de lo textual (o sólo de lo textual).
LAS PREGUNTAS
Un recurso que ayuda a que el estudiante-lector reflexione sobre lo que
está leyendo es intercalar preguntas en el texto. No preguntas de evaluación
ni retóricas, sino preguntas que pongan en términos de duda, los planteos
que se están haciendo. Como propone Perkins, invitar al lector a reflexio-
nar. Por ejemplo: ¿será así o de tal otra manera? ¿Cómo influirá tal
cuestión en tal otra?
También es lícito que el autor se haga preguntas para las que no tiene
claras las respuestas y las comparta con sus alumnos. Esto no sólo ayuda a
pensar sino que estimula al desarrollar del criterio de que las verdades son
una construcción, que el conocimiento humano sobre todas las cosas es un
continuo siempre en movimiento, ayudando a atenuar el pensamiento dog-
mático, tan común en los saberes previos precientíficos.
A usted... ¿qué le parece...?