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FORMADOR

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Juan Carlos Asinsten -
Guía del docente-contenidista
Producción
de
contenidos
para
Educación
Virtual
elasticidad del uso del tiempo queda acotada, entonces, a los períodos entre
cada uno de esos jalones. Y los contenidos que el estudiante debe aprender
son los que necesitará para cumplir con dichas exigencias de la cursada, en el
orden que se establezcan.
La clase virtual, de ritmo semanal o quincenal, deja librado al estudian-
te el uso de su tiempo entre clases. De alguna manera lo ayuda (u obliga) a
encarar el estudio como una actividad continua y no esporádica.
Según la calidad de los estudiantes (sus hábitos de estudio más o menos
desarrollados) el ritmo de las clases puede pasar de semanal a quincenal. Pe-
ríodos más largos desvirtúan el sentido de ayuda para el aprendizaje.
Existe una práctica muy generalizada de organizar los cuatrimestres o se-
mestres en dos bloques: del comienzo al primer parcial o trabajo práctico, y
desde allí al examen final. En el medio, el estudiante trabaja como autodidacta.
Esto se realiza bajo el paraguas de «cada uno a su tiempo, y según sus intere-
ses», pero en la práctica se parece mucho al estudio autodidacta: «cada uno se
las arregla como puede».
Desde luego que no es lo mismo una carrera de base que un posgrado o
un doctorado. quienes han transitado por instancias de educación superior
seguramente necesitan menos apoyo o ayuda para mantener el ritmo de estu-
dios necesario.
De cualquier manera, en nuestra experiencia, los adultos (con obligacio-
nes laborales, familiares, etc) están siempre muy presionados por elementos
que empujan a postergar lo postergable, por lo que resulta favorable incluir
en el diseño de la educación virtual ayudas para mantener el ritmo necesario.