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FORMADOR

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Juan Carlos Asinsten -
Guía del docente-contenidista
Producción
de
contenidos
para
Educación
Virtual
En educación virtual no siempre es posible llenar todos los casilleros de
ese cuestionario, que incluye muchas preguntas más. Ocurre que la prepara-
ción del material didáctico es una tarea previa al inicio de cualquier actividad
educativa a distancia, por lo que sólo podemos presumir, imaginar, cómo son
los alumnos que llegarán en el futuro, cuando comience el curso, carrera o
materia que estamos preparando.
En la educación presencial el docente experimentado en muy poco tiem-
po elabora un perfil colectivo de sus alumnos, generalizador, y otro particular
de cada uno de ellos. Aunque, desde luego que esto no sucede en la educa-
ción masiva, donde la cantidad de alumnos vuelve imposible conocer a cada
uno de ellos lo suficiente.
¿Qué hacer en la educación virtual, donde este proceso no es posible has-
ta que la actividad educativa ha comenzado y el material didáctico hace ya
tiempo fue preparado y editado?
EL ARTE DE «DIBUJAR» AL RECEPTOR
Todo texto dibuja a su
Lo primero que tenemos que señalar es que resulta imprescindible elabo-
destinatario. Si al escribir
rar un perfil (sin duda aproximado) del estudiante que utilizará el material
no pensamos en nadie en
didáctico que elaboremos. El docente que no trabaja teniendo en cuenta ese
particular, seguramente
perfil, escribe paramismo, o para alguien como él. Para un colega. Y tanto
nuestro destinatario será
como nosotros mismos.
él como cualquier colega ya saben lo que el estudiante deberá aprender con
Escribir para el espejo es
ayuda del material didáctico que se le suministre.
un desvío muy frecuente
en muchos docentes.
Si sirve de consuelo, digamos que el problema de imaginar al destinatario
se le presenta no sólo a los docentes-contenidistas sino a los periodistas, es-
critores en general, redactores publicitarios, a quienes producen manuales
técnicos. Es decir, a cualquiera que participa en procesos de creación de co-
municación mediada.
Conocer al receptor que no conocemos es el desafío.
Pero ¿es cierto que no conocemos nada de él? Veamos:
El perfil de la carrera, postgrado, curso, o actividad formativa
n
para la que producimos el material didáctico ya nos dice bas-
tante: define, en general, los intereses de aprendizaje de
Enfatizamos lo de «en
general» ya que es obvio
los futuros alumnos. Y podemos presumir que, en general,
que no todos los
quienes se inscriban no son expertos en el tema. Es decir,
ingresantes
no saben sobre la temática, o saben poco, o no saben sistemá-
corresponderán al perfil
ticamente.
«dibujado».
El nivel socioeconómico de los ingresantes también es posi-
n
ble deducirlo, en general.
Podríamos decir que cada institución educativa, y dentro de
ella, cada curso o carrera, «dibuja» el perfil socioeconómico
aproximado de sus ingresantes. Como ejemplo algo grosero,
de los mecanismos de ese «dibujo» mencionemos el monto
de los aranceles (en el caso de actividades aranceladas). Me-
canismos más sutiles son el prestigio social o académico de
las instituciones. También el posicionamiento social que se
obtiene con tal o cual título a obtener...
Parte de la «experiencia de vida», o lo que el alumno ya
sabe, tiene que ver con su pertenencia a determinada franja