PINTOR

Pintor de brocha; barnizador; pulverizador de pintura; especialista en pinturas.
Perfil del empleo.
Estos trabajadores aplican  pintura a las paredes y a superficies  de madera, metal y de  otro tipo que preparan con  anterioridad. Cubren con telas  suelos, máquinas y muebles. Instalan andamios  o colocan escaleras de mano para  trabajar por encima del nivel del suelo.
Retiran los elementos fijados a la superficie  de trabajo (como cuadros, clavos e interruptores).
Eliminan las capas de pintura anteriores  utilizando decapantes, rascadores,  cepillos de alambre o lámparas de quemar.
Tapan agujeros, grietas y juntas con plaste,  masilla, yeso u otro material de relleno.
Alisan las superficies con la ayuda de papel  de lija, acero, madera y cepillos. Las lavan y  tratan con agua u otros medios de limpieza.
Seleccionan la pintura premezclada o  mezclan sus componentes. Aplican capas de  pintura, barniz, tinte, esmalte o laca a las  superficies mediante el empleo de brochas,  pistolas pulverizadoras, rodillos o equipos  electrostáticos. Pueden secar o endurecer la  pintura en hornos especiales. Asimismo,  pueden cortar patrones y pintar con brocha  o pulverizador elementos decorativos y  rótulos sobre las superficies.

Tareas.
Secar con aire; aplicar  (pintura); proyectar (aire seco);  empernar; pegar; cepillar;  quemar; calcular; acarrear;  calafatear; aplicar (aglutinante);  limpiar; subir (a escaleras de mano,  andamios); recubrir; cortar; decorar;  disolver; secar; depositar (electrostáticamente);  esmaltar; instalar (andamios);  rellenar; filtrar; dar el acabado; encolar;  moler; lacar; rotular; cargar y descargar;  marcar; utilizar estarcidos; armonizar;  medir; mezclar; desplazar; operar (pistolas  de pulverización, etc.); pintar; engrudar;  ornar con motivos; enyesar; verter; preparar  (superficies); adquirir; emplastecer; regular  (flujos); retirar (pintura, óxido, elementos  fijados a las superficies, etc.); reparar; pasar  el rodillo; raer; lijar; raspar; atornillar y  destornillar; sellar; seleccionar; colocar  (escaleras de mano, etc.); chorrear con  granalla; alisar; pulverizar; extender; tintar;  estampar (patrones y diseños); desmontar;  rodear con cinta; retocar; trazar; transferir;  transportar; barnizar; lavar; encerar;  enlucir; limpiar frotando; utilizar llaves de  tuercas.

Equipo básico utilizado.
Brochas de mano; rodillos;  dispositivos de pulverización  (con presión de aire o sin aire;  manuales o automáticos);  equipos electrostáticos de  pintura; hornos de secado para pintura;  lámparas o ventiladores de aire caliente;  mezcladoras de pintura; herramientas para  el decapado de pintura (manuales o eléctricas).

Riesgos.
Riesgos de accidente.
– Caídas desde altura (de escaleras  de mano, plataformas  elevadas fijas y móviles, andamios,  tejados, cubiertas de  depósitos, a través de aperturas  en los tejados, etc.);
– Resbalones y caídas en superficies sin  cambio de nivel, sobre todo en suelos  deslizantes;
– Electrocución o descarga eléctrica (generadas  por equipos eléctricos defectuosos,  por el contacto de escaleras metálicas de  mano con conductos eléctricos, durante  el trabajo con equipos de pintura electrostáticos  de alto voltaje, etc.);
– Inyección hipodérmica de pintura en los  dedos, las manos y (con menor frecuencia)  en otras partes del cuerpo al trabajar  con equipos de pulverización a presión  sin aire. Este tipo de inoculación puede  dar lugar a una penetración profunda y a  la amputación de los dedos afectados;
– Daños oculares graves de carácter mecánico  producidos por chorro de pintura a  alta presión;
– Incendios y explosiones de disolventes de  pintura inflamables y otras sustancias, en  especial al trabajar (pintando o mezclando)  en espacios cerrados con una ventilación  deficiente. Las lacas para muebles  pueden contener nitrocelulosa, una sustancia  explosiva que puede estallar por  golpeo o calentamiento si se permite que  los residuos de laca se sequen;
– Incendios y explosiones como resultado  de las descargas generadas al utilizar sistemas  electrostáticos con pinturas en polvo,  de las chispas producidas cuando las  partículas metálicas (p. ej., en pinturas  que contienen polvos de metal) impactan  en la superficie metálica sobre la que se  trabaja, o de la ignición de pinturas con  aglutinantes que se oxidan al contacto  con el aire;
– Ropas que se prenden, dentro o fuera de  la zona de trabajo, al impregnarse con  pinturas o aceites;
– Salpicadura de pintura debida a la explosión  de tubos o producida al intentar  desatascar las boquillas de  pulverización bloqueadas;
– Penetración de partículas extrañas en  los ojos al preparar las superficies para  pintar (p. ej., en las operaciones de  chorreado con granalla o lijado);
– Cortes, punzadas, abrasiones, etc. en  dedos y manos al preparar las superficies  con la ayuda de medios mecánicos;
– Penetración de astillas en la piel al preparar  superficies de madera para  pintar;
– Aplastamiento de miembros y golpes  en otras partes del cuerpo al trabajar  en una posición suspendida;
– Abrasiones de la piel con los peldaños  de las escaleras de mano;
– Irritación ocular o daños en la córnea  debido a la salpicadura de gotas de disolvente  en los ojos;
– Asfixia en espacios cerrados como resultado  de una deficiencia de oxígeno  agravada por la presencia de vapores  de disolvente.
Riesgos físicos.
– Ruido producido por pistolas  de pulverización y  equipos de chorreado con  granalla;
– Exposición a radiación ultravioleta  o infrarroja y al calor producidos  por los dispositivos de secado de  pintura;
– Exposición al frío, la lluvia, la nieve y el  viento en invierno, o al calor y la radiación  solar en verano, sobre todo al  efectuar trabajos en el exterior;
– Exposición a corrientes de aire en edificios  en construcción.
Riesgos químicos.
– Dermatitis profesional de  contacto como resultado  de la exposición a diversos  componentes de las pinturas  y a disolventes; en particular,  a hidrocarburos alifáticos y  aromáticos, y a compuestos organohalógenos;
– Irritación ocular (con posibilidad de  daños permanentes de la capacidad visual)  y del aparato respiratorio producida  por diversos componentes de la  pintura, como el tolueno y los diisocianatos  de metileno;
– Intoxicaciones agudas, fundamentalmente  como resultado de la inhalación  de disolventes, sobre todo en espacios  cerrados con una ventilación inadecuada.
Las intoxicaciones leves tienen un  efecto narcótico que reduce la vigilancia  y aumenta de forma acusada el riesgo de caídas y otro tipo de accidentes, en  ocasiones con consecuencias graves. Las  intoxicaciones graves pueden resultar  mortales;
– Intoxicación por fosgenos formados por  diversos disolventes clorados en contacto  con una fuente de calor en condiciones  de combustión parcial;
– Intoxicación por plomo existente en pinturas  de imprimación y por otros componentes  metálicos de las pinturas (p. ej.,  compuestos de mercurio y arsénico utilizados  como fungicidas en las pinturas de  látex, compuestos organoestánnicos presentes  en las pinturas antivegetativas utilizadas  en embarcaciones; cromato de  cinc incluido en distintas pinturas de imprimación  sin plomo, etc.);
– Intoxicación por sustancias decapantes  de pintura como el cloruro de metileno o  disolventes mezclados;
– Intoxicación producida por componentes  peligrosos de la pintura, dependiendo del  tipo utilizado (p. ej., formaldehídos en las  pinturas que los contienen y melamínicas,  resinas epóxidicas, diisocianato de  tolueno y de metileno en las pinturas de  poliuretano, etc.);
– Efectos neurotóxicos debidos al trabajo  con pinturas que contienen disolventes  con hexano normal o pigmenos de  plomo.
Factores ergonómicos y sociales.
– Dolores de cuello u hombro,  torceduras y distensiones de  las extremidades superiores  y trastornos musculares y  óseos en general, como resultado  de la adopción de posturas inadecuadas,  sobre todo al pintar techos;
– Tensión ocular padecida por los pintores  de artículos de pequeño tamaño;
– Dolores de rodilla y lesiones del cartílago  de la articulación;
– Molestias cardiorrespiratorias al utilizar  equipos de protección respiratoria.

Notas.
1. Se han publicado informes  en los que se afirma que los  pintores pueden estar  expuestos a un mayor  riesgo de cáncer de  pulmón, vejiga, estómago, riñón,  esófago e intestino grueso y de leucemia  si utilizan pinturas que contienen  benceno; de demencia presenil como  resultado de la exposición a disolventes,  de bronquitis crónica y enfermedades  de obstrucción de las vías respiratorias;  de neumoconiosis por inhalación de  polvo de compuestos químicos; de deficiencia  renal; y de daños en el cristalino  como resultado de la exposición a disolventes  durante períodos prolongados.
2. Existe un riesgo especial asociado al  decapado mecánico o químico y a la  combustión de pinturas antiguas. La  utilización de pigmentos que contienen  plomo, arsénico o mercurio en las  pinturas modernas ha quedado muy  restringido y en numerosos países está  prohibida por la legislación (excepto en  algunas aplicaciones especializadas); no  obstante, las pinturas antiguas pueden  contener una cantidad considerable de  tales sustancias que, al decapar o  quemar, son liberadas en la atmósfera  en forma de polvo o de humos capaces  de producir intoxicaciones.
3. Se ha observado que la exposición a  éteres de etilenglicol y acetatos  presentes en las pinturas puede tener  un efecto perjudicial para el aparato  reproductivo.
Sustancias y productos químicos a los que  un pintor puede verse expuesto:
 Las  formulaciones decapantes de pintura  contienen, en particular, cloruro de metileno,  cresol, fenol, hidróxido de potasa,  y/o hidrocarburos alicíclicos (p. ej., metilciclohexano).
Las pinturas pueden  contener cadmio, plomo, compuestos  organoestánnicos, compuestos de  mercurio y arsénico, cromatos, epoxi,  poliuretano, acrilato, vinilo y otras resinas  y sus componentes. Los disolventes y los  diluentes incluyen trementina, fracciones  de petróleo (nafta, bencina, disolvente de  Stoddard), hexano normal, tolueno,  xileno, benceno, acetona, etilo de metilo y  otras cetonas, alcoholes (metilo, etilo,  isopropilo, amilo, etc.), formaldehído,  fenol, etc. Las formulaciones de limpieza  contienen ácidos (que pueden estar  compuestos por diversos inhibidores orgánicos),  álcalis, disolventes orgánicos, etc.