EPÍLOGO
Las estadísticas elaboradas por los servicios de Medicina Laboral
y otros organismos competentes en la materia provocan alarma al
poner de manifiesto datos sobre distintas enfermedades laborales. En
la actualidad no sólo son importantes las enfermedades graves o las
causadas por accidentes, también lo son por sus efectos a medio y
largo plazo las ligeras molestias originadas por posturas inadecuadas.
Frecuentemente nos encontramos ante casos graves de dolores
de espalda producidos por la aparentemente inofensiva sedestación
ante una pantalla de ordenador o las actividades que se realizan sobre
una mesa inadecuada.
El mobiliario, el teléfono, el ordenador, etc. condicionan posturas
y gestos que, por lo repetitivo, pueden ser patógenos. Aunque la acción
nociva de estas posturas no ha sido todavía suficientemente asumida
por todas las empresas, es una realidad que cada día es mayor la
preocupación y el interés que muestran por este tema los usuarios,
las empresas y las autoridades sanitarias.
El bienestar físico y psicológico de las personas que pasan muchas
horas del día sentados en un puesto de trabajo de oficina está
relacionado estrechamente con el mobiliario (sillas, mesas, archivadores,
estantes, etc.) y con el entorno en el que realizan esa actividad.
En consecuencia, el mobiliario de oficina debe contribuir a la eficiencia
en el trabajo amoldándose a las diferentes tareas que se realizan y
al equipo asociado a estas tareas (ordenador, impresora, etc.), y
ajustándose de manera confortable y segura a los posibles usuarios
de ese mobiliario.
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