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Catón, Marco Porcio
(Tusculum 234 a.J.C.-íd., 149 a.J.C.). Llamado el Viejo o el Censor.
Militar, político y escritor romano. Su origen campesino (procedía de
una familia acomodada del Lacio) contribuyó a modelar su
pensamiento, basado en la rectitud moral y la honradez, e hizo de él
un acérrimo defensor de las virtudes tradicionales romanas:
«pietas», «fides», «gravitas», además de implacable fustigador de
los vicios y la corrupción de costumbres en que a su juicio se habían
hundido todos los estratos de la sociedad romana, tanto patricios
como plebeyos senadores o legionarios.
Tras comenzar su actuación pública como militar, pasó al terreno
político y ocupó, entre los años 204 y 184 a.J.C., los cargos de
«quaestor», «aedilis», «praetor», cónsul y censor. Preocupado por la
recuperación de Cartago tras la segunda guerra púnica, adoptó como
final de todos sus discursos la frase «Delenda est Carthago». La obra
literaria de Catón es vastísima y le ha permitido pasar a la posteridad
como uno de los grandes creadores del latín literario; no en vano
Columela afirmaba que Catón había enseñado a Roma a hablar en
latín Sus textos, de los que se han perdido muchos fragmentos, se
dividen básicamente en tratados técnicos y en narraciones históricas.
Entre los primeros destacan «De re militari», «De agri cultura» y el
«Carmen de moribus», mientras que entre los segundos merecen
especial atención los «Orígenes», obra en la que Catón abandonó la
técnica narrativa para sustituirla por otra mucho más estructurada y
de amplio contenido, que permitiera resaltar la importancia de las
instituciones por encima de los personajes concretos.
Con intención pedagógica escribió también una enciclopedia en la
que, junto a preceptos de orden moral, se incluían conceptos de
medicina retórica, agricultura, estrategia militar y jurisprudencia. De
ella sólo se conservan los «Disticha Catonis», colección de sentencias
morales muy populares en la Edad Media que le convertieron en el
paradigma de las virtudes romanas. De hecho, la figura mitificada de
Catón ha pasado a toda la literatura posterior como valedor de la
moralidad y la honradez de la Roma tradicional; así se pone de
manifiesto, por ejemplo, en dos obras de Cicerón: «Cato maior» y
«De senectute».