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BUSCADOR

Agradecimientos
Tengo una deuda de gratitud con muchas personas que apoyaron la idea de la
realización del presente libro. Deseo, primeramente, agradecer a mi esposa, Elenita
Viteri-Sarmiento y a mis hijos, Fausto Daniel y Ana Carolina, por sus años de
tolerancia, comprensión, apoyo y empuje que me brindaron desde los inicios de esta
idea. En segundo lugar, agradezco a la Universidad de Georgia (UGA) por facilitar la
preparación de esta obra: el aporte del programa de Desarrollo Internacional para
Profesores, de la Vicepresidencia de Asuntos Académicos, inició el fondo semilla
requerido para la preparación de la obra; el Centro de Estudios Latinoamericanos y del
Caribe, el Instituto de Ecología y el laboratorio de Etnobiología del Departamento de
Antropología dieron soporte bibliográfico, técnico y de equipos.
Una nota especial requiere el aporte del Fideicomiso de Conservación de Puerto
Rico, al utilizar mi Diccionario Ecológico-Energético Ecuatoriano (Sarmiento, 1986)
para distribuirlo en el III Congreso de Periodismo Ambiental del Caribe, que se realizó
en San Juan, en Noviembre de 1991. Del beneplácito que despertó la reimpresión del
libro entre los participantes -y del hecho que la Ecología, como una ciencia ambiental
del ecosistema humano total, está siendo utilizada por todos los medios de
comunicación-, surgió la idea de ofrecer un ámbito mayor, de tipo regional, para
beneficio de aquellos interesados, quienes viven en México, Centro y Sudamérica, y el
Caribe.
Numerosos maestros, colegas y alumnos han aportado sus valiosas sugerencias
y han incluido nombres que debieron incorporarse al listado original en sucesivas
revisiones. De entre ellos, por limitaciones de espacio, mencionaré solamente
algunos:
Para el propósito general de la obra y la necesidad de acceder a convenciones
terminológicas, quiero agradecer la paciencia y sabiduría con la que Eugene Odum me
guió por los laberintos semánticos del desarrollo de la moderna Ecología hasta su
estado actual. Para las acepciones de filosofía y ética ambiental surgidas en el intento
de definir los términos de la Ecología de Paisajes, Frank Golley y colegas del programa
de ética ambiental en UGA compartieron la conceptualización que todavía se está
gestando en esta nueva disciplina. Para los preceptos holísticos en Ecología de
Paisajes, Zev Naveh compartió sus ideas conmigo en Caracas y permitió la traducción
de su libro de texto desde Israel. Para las implicaciones de conceptos de conservación
en el ámbito del desarrollo sustentable, Ronald Carroll compartió muchas de sus
experiencias.
Así mismo, Norman Myers compartió sus inquietudes para la conservación del
neotrópico, especialmente de los "hot spots". El nexo entre la biodiversidad y los
paisajes tensionados por las presiones del desarrollo me fue aclarado sabiamente por
Terry Erwin en las selvas del Yasuní. Para la aplicabilidad de los procesos ecológicos y
de los enunciados conservacionistas en el contexto latinoamericano, Mario Ramos me
brindó sus experiencias. Mi inspiración paisajista nació de las conversaciones con
Pierre Dansereau en sus expediciones en Ecuador continental y las islas Galápagos.
Para mi formación en Ecología tropical, la orientación de Paul Colinvaux fue decisiva,
así como el estímulo de Ralph Boerner, quien me iniciara en la teoría de Ecología de
Paisajes. Para robustecer mi entendimiento de los procesos jerárquicos, Robert May
me proporcionó su artículo de la compilación conceptual de Cherrett de la Sociedad
Ecológica Británica. Para el enfoque de ecología de sistemas, Howard Odum me
presentó el concepto de emergía y otros relacionados al funcionamiento de
transformación y autorregulación. John Flenley compartió su punto de vista sobre la
dinámica paleoecológica de los paisajes montañosos pacíficos mientras recorríamos el
Bosque de Luquillo en Puerto Rico. Thomas Stadtmüller me introdujo con los sistemas
de selvas de neblina. Para la vinculación de inquietudes paisajísticas, desde el punto
de vista museográfico y científico, Almo Farina compartió su experiencia del
Laboratorio de Ecología de Paisajes del Museo de Granella, en Italia. La epistemología
de la conservación fue actualizada por la colaboración de Craig Shafer con su libro
sobre reservas naturales. De la misma manera, Marsha Sitnik, del Museo Nacional de
Historia Natural del Instituto Smithsoniano, compartió en Washington su asombrosa
experiencia en biodiversidad Latinoamericana, y Jane Villa-Lobos me facilitó el Boletín
de Biología de la Conservación por algunos años. Los criterios conceptuales respecto a
monitoreo de Francisco Dalmeier, compartidos en el Centro Ripley, fueron valiosos.
Algunos conceptos aplicados a las aves me fueron proporcionados por M. Robbins, J.
Sibbing, J. Dunning y R. Koford. Para la precisión en la metodología y el análisis
cuantitativo de la Ecología de Paisajes, Mónica Turner me permitió revisar su literatura
de esta especialidad, y Paul Risser apoyó mis deseos de difundir la Ecología de
Paisajes en la órbita Latinoamericana. La duda de Grey Merriam sobre las fuentes de
referencia y los trabajos en español motivaron aún más la perspectiva latinoamericana
de esta obra y me ilustró cómo la correcta terminología es necesaria para distinguir
ecotonos y linderos. Lawrence Hamilton apoyó mis sueños sobre paisajes tropandinos
y Enrique Forero acogió mis ideas sobre restauración de montañas tropicales y
planificación ambiental como premisas básicas de la Ecología de Paisajes. Joan Doucet
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