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Arroyo, Eduardo
(Madrid, 1937) Pintor y escritor español. Carente de formación
pictórica, Arroyo se tituló en periodismo, profesión que ejerció en
España y Francia, donde fijó su residencia en 1957. Su discrepancia
ideológica con el régimen franquista le llevó a este exilio voluntario y
maduró bajo el clima intelectual parisiense de aquella época. Se
inició en la pintura utilizándola como instrumento de expresión de
ideas políticas y como medio de crítica social.
Del expresionismo de sus primeras obras, ha evolucionado hacia un
realismo crítico. Ha colaborado con Aillaud y Recalcati, y junto con
ellos es considerado uno de los máximos exponentes de la Nueva
Figuración, «25 años de paz» (1965) y «Treinta años después»
(1971). Rompiendo con el informalismo y el postimpresion ismo, llegó
a cultivar la técnica pop en las series «Vivir y dejar morir» o «El fin
trágico de Marcel Duchamp» (1965) y «Miró rehecho» (1969).
Formalmente, destaca por la utilización de colores planos y figuras
recortadas, conjugadas con fragmentos más sueltos. Son notables
las series como «Bonaparte» (1965), «Robinson Crusoe» (1965); las
dedicadas al mundo de la pintura, «Winston Churchill pintor» (1970)
y «Pintores» (1975-1976); las series «Deshollinadores» (1979-1981),
«Toda la ciudad habla de ello» (1982-1983), «Madrid-París-Madrid»
(1984-1985), «La nuit espagnole» (1985) y las dedicadas a
personajes españoles en el exilio, «El retorno de Companys a
Barcelona» (1978), «Ángel Ganivet» (1977-1978) y «J.M. Blanco
White» (1978). También destaca su obra escultórica en cerámica y
bronce, como la de la botella Tío Pepe (1973), Las cabezas de
deshollinadores (1981) y las que conformarán el logotipo de Camel
(1985).
Es importante señalar su pequeña incursión en el mundo del teatro.
Ha realizado numerosas escenogra fías, creó el vestuario y los
decorados de «La Cenicienta» de Rossini, representada en París, y es
autor de «Bantam», estrenada en Munich. En 1976 fue comisario de
la sección general de artes plásticas de la Bienal de Venecia y se le
otorgó el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1982. Tras un
obligado paréntesis por una grave enfermedad sufrida en 1989, a
finales de 1993, tres grandes exposiciones en España (Zaragoza,
Huesca y Madrid, esta última con trescientos retratos), y una gran
muestra en la Galería Dionne, en París, dieron cuenta de la gran
diversidad y vitalidad de su obra, cuyo rasgo característico es el de
ser una pintura literaria del pasado reciente.