E 460 i
Celulosa en polvo
La celulosa es un polisacárido constituyente de las
paredes de las células vegetales, representando la parte principal de materiales como el
algodón o la madera.
Es también el constituyente fundamental del papel.
La celulosa utilizada en alimentación se obtiene rompiendo las fibras de la celulosa
natural, despolimerizando por hidrólisis en medio ácido pulpa de madera.
Los derivados de la celulosa (del E-461 al E-466) se obtienen
químicamente por un proceso en dos etapas: en la primera, la celulosa obtenida de la
madera o de restos de algodón se trata con sosa cáustica; en la segunda, esta celulosa
alcalinizada se hace reaccionar con distintos compuestos orgánicos según el derivado que
se quiera obtener.
La celulosa no es soluble en agua, pero sí dispersable.
Los derivados son más o menos solubles, según el tipo de que se trate.
Con la excepción de la carboximetilcelulosa, y a la inversa de los demás estabilizantes
vegetales, son mucho menos solubles en caliente que en frío.
La viscosidad depende mucho del grado de substitución.
Actúan fundamentalmente como agentes dispersantes, para conferir volumen al alimento y
para retener la humedad.
Se utilizan en confitería, repostería y fabricación de galletas.
La carboximetilcelulosa se utiliza además en bebidas refrescantes, en algunos tipos de
salchichas que se comercializan sin piel, en helados y en sopas deshidratadas.
La celulosa y sus derivados no resultan afectados por los enzimas digestivos del organismo
humano, no absorbiéndose en absoluto.
Se utilizan como componente de dietas bajas en calorías, ya que no aportan nutrientes, y
se comportan igual que la fibra natural, no teniendo pues en principio efectos nocivos
sobre el organismo.
Una cantidad muy grande puede disminuir en algún grado la asimilación de ciertos
componentes de la dieta.